
Este reconocimiento a alguien que no soy yo, pero que contribuyó, contribuye y pregonemos que contribuirá a mí Ser, es importante corresponder, y de este modo, determinar alcances y límites de mis deseos y del Otro, para tener conciencia crítica, reflexiva y preventiva de cuando:
- Mi Ser quiere Ser Otro, sumergiéndose en la inautenticidad.
- El Otro quiere poseer mi Ser, esclavizándome y alienando mi conciencia para su beneficio personal.
Estos dos puntos, remarcados, determinaron desde tiempos pasados y hoy día, por un lado el extravío de la personalidad propia, la autenticidad, la creatividad, imaginación, la perdida de la propia palabra, reflexión y todo lo que sale de mi yo mas intimo; y por otro lado mucho más oscuro y horrendo, la esclavitud, la tortura, el genocidio, la muerte, a través de nacionalismo, ideologías, dogmatismos y creencias.
Hay una frase que desarrolla, trágica y crudamente, lo que quiero expresar; dice:
“No fue el pueblo Alemán, el Ruso, ni los fieles, que planificaron, Auschwitz, el Gulag, la Inquisición y el 11-9; sino fueron el Nazismo, el Comunismo y el fanatismo religioso”.
Por otro lado, donde se plasman los casos de reciprocidades entre dos Seres auténticos, tolerantes, se hace luz: la ayuda sin pretender nada a cambio y sin fines particulares, actuando por el mero hecho de mantener un equilibrio, una paz, una unión, entre hermanos de una misma especie; rememorando lo más primitivo, y primario de nuestra constitución del Ser totalmente libre que lucha y se revela contra las adversidades, que desestabilicen o sean un amenaza para el Otro-yo.
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