HUERTOS URBANOS EN LA PAMPA HÚMEDA - Para que no solo en los semáforos encontremos...el verde.

Cuando uno recorre en pueblos y ciudades de nuestra zona, nos encontramos en diferentes barrios, sean del centro, del macro-centro o de la periferia, muchos “espacios” desocupados, terrenos baldíos, estructuras, edificaciones con amplios predios no construidos que están en total abandono, con yuyos, escombros, basura arrojada, etc, etc.; constituyendo un foco de proliferación de alimañas, olores, mosquitos y demás ítems, que hacen en el ámbito ciudadano, un lugar no muy agradable, para el vecino y el barrio. No puedo obviar que también por supuesto, hay terrenos ociosos, que están totalmente mantenidos por sus dueños….pero no son muchos; y por último a la sumatoria de espacios ociosos cuidados, encontramos los patios particulares que pueden en parte o totalmente considerarse un espacio libre, a ser usados.

Hace ya unos cuantos años, se está dando un boom inmobiliario principalmente en la ciudades más importantes en lo que refiere al desarrollo económico, por un lado llevó a la construcción y con ello “erradicación” de estos espacios ociosos, con-llevando irremediablemente por un juego de oferta-demanda a que los valores de éstos se disparen a precios muy altos; y que los espacios verdes públicos, decreciendo paulatinamente, entren por disposición-legislativa a las apetencias del mercado. Igualmente, todavía quedan espacios-terrenos, no muchos, que por el factor ya mencionado, debido a su localización privilegiada, su tamaño, o por “x” razón, no se han vendido y están como baldíos actualmente.-

La suma de todos estos terrenos ociosos, sean privados o públicos, sin mantención o mantenidos (cuidados), dentro de nuestras localidades, da una sumatoria de varios metros cuadrados, llegando hasta hectáreas para el aprovechamiento en la instalación en los mismos, de huertas particulares o mejor aún: comunitarias, en el que el propietario privado o estatal, sede su uso para la explotación y los huerteros-vecinos se encargan del cuidado, la explotación, el pago (si es un privado) del agua corriente, luz (si es necesaria) para destinarla a trabajar la tierra; la tierra que por el avance continuo del cemento, está siendo “acorralada” y no permitiendo el “florecimiento verde” en las ciudades. Luego lo producido es repartido, a través de varias opciones a saber: por sus integrantes solamente; los integrantes y el dueño; o los integrantes, el dueño y algunas instituciones o comedores comunitarios (LA MEJOR OPCIÓN).-

Repito; el mayor valor y riqueza de estas parcelas, de esta TIERRA, dentro de las urbes, contiene un “poder” creacional-productivo de alimentos; como elemento básico que aporta no solo un soporte, para los edificios, sino un sostén también para los vegetales producidos, sumado al suministro de nutrientes que aportará en la germinación, el nacimiento, crecimiento, desarrollo y maduración, de una diversidad de: hortalizas, legumbres, verduras y frutas, como alimento indispensable y de primera necesidad para una dieta, SANA y SALUDABLE, por el gran aporte mineral y proteico, que solo estos alimentos lo pueden suministrar a nuestros cuerpos, y al de los niños y ancianos que más lo necesitan.-

He remarcado SANA Y SALUDABLE, porque siempre en el sentido de llevar a cabo el trabajo de un huerto, su producción, mantenimiento, y todos los procesos y cuidados culturales, se está hablando y se lleva a cabo dentro del concepto de “producción orgánica” o “producto orgánico” o sea, que son producidos bajo procedimientos bio-ambientales sostenibles y no contaminantes, no usando en la misma, ningún agro-químico sintético, desde la fertilización hasta el control de gramíneas o insectos. Todo “control” o fertilización se llevará a cabo con elementos orgánicos vegetales, como el alcohol de ajo para el control de insectos o la infusión de cardo para fertilizar, por ejemplo.-

En el tema de los insecticidas-herbicidas quiero adentrarme un poco más, ya que hay un factor determinante en la diferenciación huerto rural - huerto urbano; debido a que aunque uno en su huerto no use en forma directa, agro-tóxicos sintéticos, éstos pueden “ingresar” desde el exterior de otra parcela por la dosificación des-medida, porque se pulveriza sin ninguna reglamentación, medición de dosis y principalmente autorización, ya que está prohibido su uso en la zona urbana, por disposición legal, de varios municipios por sus efectos nocivos para con la salud humana, animal y de vegetales. Quiero aquí, hilvanar ésto, para desmitificar el imaginario social colectivo que en general interpreta qué ciudad, urbe en todo el mundo es, en lo medio ambiental, sinónimo de: contaminación, Esmog, suciedad, aire y agua contaminada, etc., etc; pero en algunos casos, al que estoy haciendo referencia desde mi postura, mi experiencia, la vivencia personal, puedo asegurar, que es todo lo contrario, repito y remarco: situando este caso en una ciudad de unos 15.000 habitantes, pero que se encuentra (para entender a donde quiero llegar) la misma urbe, en el centro mismo de la pampa húmeda Argentina, ciudad-entorno por excelencia de su clima y suelo, productora en forma intensiva de Soja; y no cualquiera, un 99,9% RR, o sea resistente al Roundup (glifosato), el herbicida más usado del mercado el cual se determinó fehacientemente su peligrosidad para con la salud humana, en donde cada año se vierte millones de este productos y otros herbicidas e insecticidas dentro de nuestro entorno.-

En algunas ciudades, como la que estoy citando – Armstrong (Santa Fe) dentro de su perímetro, tiene podría decirse, una BARRERA LEGAL, que a su vez es barrera sanitaria, contra el uso de estos fitosanitarios extendiendo un perímetro de 500 a 1000 metros del casco urbano, protegiendo, o librándose (¿?) podría decirse, el aire que respira la comunidad, las plantas y vegetales de nuestros huertos, ante los vientos tóxicos de la explotación sojera, que paradójicamente a pesar de extenderse estas tierras fértiles por miles y miles de kilómetros, con millones de hectáreas para cultivar todo tipo de vegetales; algunos huerteros encontramos, no en los verdes prados del campo, un lugar para producir un alimento sano y orgánico; sino que nos resguardamos en los “muros” del cemento citadino, por necesidad y por no-disponibilidad de tierra –que buscándole el lado positivo…..nos protege.-

Volviendo a los beneficios de este tipo de huerto, además de lo ya mencionado, podemos enumerar: la creación de espacios verdes, la oxigenación del medio, el enfriamiento en épocas estivales del aire de la ciudad, como regulador térmico; y por último un tema central que incurre en lo socio-cultural que es el permitir la integración, la inserción y participación de vecinos de todas las edades, en los mayores (jubilados) encontrarían un lugar de distracción, de reunión, pudiendo anexar juegos de mesa, bochas, y distintas actividades al aire LIBRE; y de aquellos excluidos sociales, garantizándoles obtener en forma gratuita (subsidio) , o a un costo mínimo, el alimento para sus hijos y para quienes más lo necesitan (comedores escolares-comunitarios, guarderías, hogares de ancianos, etc., etc.-

Artículo de mi autoría.

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