“La esperanza se percibe cuando en
la distancia resuenan movimientos de cambio;
contrario a un silencio conformista que nos invada eternamente”
Un nuevo año ha dado inicio; para muchos es el nacimiento o la búsqueda –anhelo, de algo nuevo, un cambio, un punto en la línea de cada tiempo, en donde la monotonía de cada animal laboran, se aleja por un momento, y la reflexión de lo que fuimos y lo que queremos Ser, se nos revela en pequeños deslices momentáneos. Para otros la continuidad, la estabilidad debe seguir su rumbo y nada se “pide” para ese nuevo devenir, o el deseo queda inmerso en la no alteración de lo vivido y a vivir.-
En el recuerdo quedará el viejo año, que ya no es, fue, pasó, en definitiva expiró. Como este nuevo año, el viejo, también tuvo su nacimiento, lleno de esperanzas, de pedidos y celebraciones por lo que vendrá en este mundo carente de certezas deterministas; sino más bien colmado de enigmas a revelar y para intentar comprender tenemos, como diría Walter Benjamin, bucear en la historia, en sus textos, para encontrar las perlas que nos permitan, no dogmatizar el pasado, sino más bien, capturar las herramientas que nos permitan construir el presente ecuánime y equilibrado socialmente y con visión de permanecía a futuro.-
Por eso, no puedo, más aún, no quiero, dejar de seguir citando a esta autora que en estos últimos meses, en sus escritos, entrevistas, notas, ha dejado en la historia del pensamiento y me ha dejado en mi propio pensamiento-postura, una impronta significativa marcada por su radical originalidad a la hora de “querer comprender” su tiempo, la historia, a la humanidad. En su principio de natalidad, que elabora Hannah Arendt, podemos tomar de referencia el nacimiento, la novedad, lo nuevo que otorga el nacimiento de un nuevo comienzo. Esta novedad trae consigo una ruptura de lo establecido, una fuerza transformadora que irrumpe en la existencia como una esperanza de cambio, liberada de ataduras ideológicas que sucumbirá con total espontaneidad imprevisible ante la quietud determinista, que con la acción humana libre, puede llevar a una nueva re-evolución.-
Por supuesto el principio de natalidad está centrado en el nacimiento de un nuevo Ser humano, pero inmanente a su concepto, se une también a la conducta humana de la acción, del movimiento de las ideas (re-evoluciones). Si bien es un suprem.moment la del nacimiento del alguien por “lo que vendrá”, también el nacimiento puede concebirse en lo nacido, en “lo que ya es”. El recién nacido como el adulto-resuelto-a-cambiar o re-nacer, solo hará surgir una esperanza si éstos podrán realizarse bajo un estado de libertad, de libertad en el sentido ser-libre fenomenológico, en donde la conciencia, el yo no es libre, nunca en la quietud, en el propio ego; sino que se va (movimiento) haciendo libre en sus pro-eyectos, en el mundo, entre las cosas y entre los otros. O sea teniendo como estandarte la libertad humana, la novedad asumiendo o no, no temerá ante los embates de lo UNO, lo dado, lo establecido, lo impuesto, la IDEOLOGÍA (la lógica de una idea); e irrumpirá para desafiar y hacer pensar que algo no está bien y que mientras exista y se defienda la libertad de acción, la pluralidad de pensamientos, aun donde no está…..el Eros, el amor por el mundo nunca se detendrá.-
Si un año nuevo nos dará esperanzas de una renovación, para aquellos que en su vida quieren cambiar, o con la esperanza de que no solo ellos, sino los desesperados del mundo sean menos y desde el accionar de todos, cambie. Todo está en nuestras manos, la mano humana, ningún ente supra-humano podrá accionar por nosotros. Sabido es que algunos discursos inundan de esperanzas al mundo, para luego quedarse en la in-acción y se “pierden” poco a poco, para luego caer derrotados bajo el peso de esa lógica idea (ideología) que los empuja por lo acomodadizo, lo fácil, lo tentativo a ceder, aún teniendo algo de libertad, se rinden, entregan las armas, la bandera que tanto se dijo defender; ante las fuerzas de la inautenticidad monocromática.
De lo expuesto anteriormente, sobre el año, marcada por la cultura, para demarcar al tiempo, la naturaleza limita a lo orgánico, a la vida, con la muerte. Todo irremediablemente nace para morir, antes o después la finitud de una vida llega a cesar. Placentero, conformista y acomodadizo a un discurso-positivo, sería quedarme al lado de Arentd para sentirme más esperanzado, sin angustia ni temor; pero no, tengo que seguir, no puedo engañarme a mi mismo; entonces soltaré la mano de ella y me aferraré aunque sea por un momento al maestro de Arentd, a Heidegger.-
Si Arendt, mantuvo en parte de su supuesto metodológico a la natalidad, la vida; Heidegger se centró más en la muerte (thánatos), al hecho de asumir en la existencia humana, la inminencia, lo intransferible, lo propio, y la posibilidad que está en todas mis/nuestras posibilidades, en todos mis/nuestros pro-eyectos que lo ocupa: la muerte, y que determina a cada Ser al hacerse presente la idea de la nada absoluta ante la muerte, que lo lleva a la angustia, al temor y a una pregunta existencial con respecto a cómo asumirla, auténtica o inauténticamente. Considerarla, tomarla como una más de mis posibilidades existenciales a la muerte para así darle el peso, el lugar que ocupa. Todo comienzo tiene un final en algún momento imprevisto o previsto; la responsabilidad de la humanidad, de Ser la compañía, el apoyo a un porvenir, ahora sí, esperanzador, es hacer lo posible en abrir los caminos, los espacios (entre los hombres/mujeres) y despejarlos, mantenerlos en acción y accionando, de aquellos que quieran interponerse contra la/nuestra libertad.-
Porque la comunidad, el grupo accionario, si pierde un particular o parte de su magma, ante los embates dogmáticos-ideológicos, siempre habrá alguien que podrá continuar, los nuevos nacimientos de pro-eyectos seguidos y a seguir. Si no le damos el peso ontológico propio-con-el grupo de la concientización con-la-muerte propia y de “las compañías” y nos “conformamos” con lo nacido, con la subversión de la ideología, sin “acompañarla” y re-nacerla continuamente, terminará cristalizándose en otro tipo ideológico peor aún, dentro de las filas de la re-evolución humana.
Eros y Thánatos, irrupción e interrupción; fuerzas y circunstancias inmanentes y antagónicas a la existencia humana.
“Nuestros contemporáneos han llegado a tal extremo en el dominio de las fuerzas elementales que con su ayuda les sería fácil exterminarse mutuamente hasta el último hombre. Bien lo saben, y de ahí buena parte de su presente agitación, de su infelicidad y su angustia. Sólo nos queda esperar que la otra de ambas «potencias celestes», el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final?”. (Sigmund Freud – El Malestar en la Cultura.)
Hola Anibal y demás amigos/as de este blog. Tenía unas notas pendientes de publicar en mi blog, y tu interesante artículo me ha animado a hacerlo. La idea principal que propongo es entender el concepto de Thanatos desde el otro de Nirvana y éste en su sentido budista originario (al menos como yo llego a entender) una tendencia al vacío pleno (¿tiene esto sentido?). Bueno, lo tenéis aquí
ResponderEliminarhttp://integral-es.blogspot.com/2011/02/repasando-eros-y-civilizacion-de.html