LA DÁDIVA EXISTENCIAL Desde la alteridad y lo natural
*Puede suceder en la tierra, una erupción volcánica, un tsunami, un terremoto, la caída de un gran meteorito, una era glaciar……pero sin un Ser humano histórico que lo viva, que lo relate que sienta o sintió esa REALIDAD….no es nada, es como que cualquiera de estos hechos no hubieran acontecido.-
Podríamos decir que entre todos los entes universales, el Ser humano tiene un poder, una carga, una fuerza que se nos confirió por diferentes hechos fortuitos de la naturaleza que a través de millones de años de evolución y por parte de azar-natural y parte por sociabilidad con Otros, pudiendo subsistir y convertirnos en los portadores de unas ventajas, una “supremacía”, para con otros entes naturales; pero a su vez cargada con un peso no de ley física, sino existencial. Esa fuerza, esa potencia que me pone en la realidad no viene medida, calculada por algo-alguien (objetivación) sino que me empuja, me fortalece solo por el mero hecho de existir. Este otorgamiento, este “regalo” que se recibe (sin pedirlo) debe ser retribuido solo por el Ser humano, y la dádiva es con esos Otros que están y que vendrán (humanidad) y con la naturaleza que nos/los cobijó. Eso nos hace a todos responsables en definitiva del mundo, más hoy día; con solo abrir los diarios lo reconoceremos. Solo la medida de mis posibilidades en tiempo-espacio-fuerza vital, determinará el eximirme o no de la responsabilidad total, comprometida no tanto en una responsabilidad solo moral, sino a una responsabilidad de la supervivencia con moral.
El Otro (humano) y el mundo (naturaleza); siguiendo a Heidegger y volviendo a las cosas del mundo; nos dice que estas cosas no solo son cosas ante mí como objeto; sino que tienen que verse como manifestaciones, revelaciones de/con VALOR; y por supuesto no hablo del valor monetario-cambio, sino de ese Valor que otorgamos a algo que si desapareciera, se extinguiera o moriría, consideraríamos que nos falta algo importante de nuestro propio Ser-con-el-mundo. Hay muchísimos valores que le damos a cosas en el mundo, pero hay uno que es el más importante, y es el valor VIDA, no hablando solo de la vida humana, que por supuesto para nosotros y en general es el más importante, sino hablo de todo lo VIVO, de la vida en general.-
Por ello Heidegger nos dice que “el hombre es el pastor del Ser”, el que cuida, el que protege, el que en definitiva se hace o debe hacerse responsable del mismo.-
La realidad ontológica, la humanidad, siguiendo en esa senda existencial, está en constante pro-eyección cada uno en sus posibles, el hombre/mujer comienza a elegir dentro de sus posibilidades, si negar u olvidar la gratitud hacia la dádiva existencial, la carga con los Otros, con el mundo. Aquellos que asumen esa dádiva intransferible, innegable; por propia decisión ajustan sus pro-eyectos personales y destinan parte-de-sí a salir a la escucha de los llamados que el propio Ser asume escuchar. La ayuda, el apoyo, la contención, la asistencia y el acompañamiento son posturas tomadas que están presente cuando la situación difícil, el momento desesperante, una enfermedad, la falta de energía que debilita e inmoviliza; allí, nace el llamado; y ese poner lo mejor y mayor de nosotros, la psiquis, la fuerza, la movilidad, el tiempo, la entrega en la mayor medida que cada uno pueda, porque es preferible la equivocación a la omisión; podemos ser responsables de un error, pero somos más responsable existencialmente por el abandono, que pasa a menudo cuando comenzamos a medir, a calcular con el estorbo de la mediatización que busca solo el provecho particular que los hábitos y las costumbres nos impone en muchos casos, esto hace en estos “momentos éticos”, que nos perdamos de lo esencial para con-el-otro.-
Creo que una verdadera ética, la entrega debe nacer o concebirse originalmente, no como préstamo sino como donación. En el préstamo siempre hay una base de cálculo, de interés, de beneficio, de instrumentalización (objetivación) de lo dado. En la donación la entrega es sin contraprestación o devolución directa u obligatoria.-
Esta ética de la responsabilidad, que responde al llamado, a un llamado que más que venir de fuera, se despierta, es sacudido, me golpea internamente, sin medir en muchos casos una voz, un sonido, una señal objetiva. Mi propia conciencia, en Momentos realmente profundos, hondos, ontológicos, en donde yo, el Otro, el mundo, se entrelazan, salen de su lugar y se ponen en la posición de esa presunta exterioridad.-
Un filósofo que escribió páginas y páginas preciosas sobre la relación con el Otro es Emmanuel Lévinas; él habla mucho del Otro, de esa revelación que se plasma con el Rostro, en donde yo no voy tanto hacia el otro sino que el Otro se me impone, me aparece repentinamente, es una revelación, es más bien, dice Lévinas, una Epifanía. Repite constantemente que la necesidad de responder al Otro, de salir de mí para ir hacia él/ella; eso es ética.-
Además re-clama y advierte que siempre debemos tener en cuenta que ese Otro es infinito, y que aunque yo pretenda limitar, objetivar y totalizar desde mis pre-juicios mis estereotipos al Otro nunca podré lograrlo, o sea que nunca podré ni puedo saber toda la profundidad subjetiva, los sentimientos, los conocimientos, su mundo; y cuando ésto se pretende hacer, se entra en los peligros del totalitarismo, de la racionalización instrumental, de medirnos para conquistarnos, o solo darnos el valor de cambio que el mercado pide.-
La llamada del Otro y de la naturaleza nos sitúa a todos en una encrucijada, en donde no solo el peso de la libertad, sino hay un nuevo peso que es el de la subsistencia de la vida, nos pide responsabilidad, y ese pedido es para cada uno, no puedo delegarla, como seres autónomos y libres, soy responsable de lo que YO realice o no, nadie puede responder por mí. Por ello cuando el “llamado” comienza a hacer pedido en mi, por un lado puedo asumirla y acudir a la ayuda o al pedido; pero por otro lado al primer indicio de gestación del “llamado” en mi, interpongo, ruidos, distracciones, que me ensordezcan moralmente para no “oír” al Otro, al mundo, librándome de responsabilidades que éste podría ocasionarme, buscando dar una imagen, una apariencia de un “no saber qué pasa” “no escuché nada”, ocultando lo que verdaderamente es: un/a hipócrita ante el mundo, ante la humanidad, y el creyente cristiano, ante Dios (que todo lo ve y lo escucha, hasta los pensamientos). La hipocresía lleva a estos Seres peligrosos, que no solo le mientan a todos, sino que se está mintiendo a sí mismo.-
Como decía cuando nos planteamos la responsabilidad con el todo. Creo y repito que debemos hacer una ejercicio auto reflexivo, para primero asumir una responsabilidad total (aún no siéndolo presuntamente) o sea decirnos que somos responsables de nosotros, de los Otros, de la naturaleza, del mundo, de la humanidad y de los hechos desgraciados que envenenan a todos. Para luego sin mentir/nos, como se diría “con una mano en el corazón”, viendo nuestro actuar, nuestra forma de vida, de Ser, no tanto desde mi yo, sino haciendo el esfuerzo desde el Otro; comenzar a desglosar la responsabilidad del todo, para ver en qué grado mi accionar con el mundo repercute “con esas cosas que andan mal por ahí” directa o indirectamente, con reflexión o sin reflexión; de ahí este giro de asumir en uno “la culpa”, para luego en mi propio juicio como “culpable hasta que ME demuestre a mi mismo lo contrario”, presentar las evidencias que tengo para con esa responsabilidad, que puede estar en mi y que a su vez es una EXIGENCIA para Otros y más con aquellos Otros-con-poder (político-corporativo/económico-etc.)
Hay en estos tiempos una enfermedad que a todo lo está debilitando, los sienten las sociedades, lo siente la naturaleza, lo siente en muchos momentos cada uno de nosotros, esta patología sintomática que nos es sentida nos debilita, a unos más que a Otros, está quitando esa fuerza, ese oxígeno, esa energía que da vida.-
El hombre/mujer así como la naturaleza terrenal, es algo compuesto de vida, pero más próximo o lejano, es finito, los “recursos” de estos en un momento se acaban. Pero aún en los últimos alientos, en los pre-supuestos negativos, en los momentos más difíciles, siempre hay que estar allí, atentos para oír esa llamada, de algo que sigue vivo, no debemos abandonarlo, debemos estar allí hasta los últimos momentos, es nuestra obligación moral, y nuestra deuda por ese regalo, esa donación de haber nacido/vivido con-Otros-en-este-mundo.-
Repito, hay que estar allí, a “pie del cañón”, atentos a la escucha, a la llamada de Ser, que es el Otro y que soy yo. Hay que pregonar un amor, una constante caricia, protección, auxilio con el mundo-Otros, para afianzar un lazo y forjar un sentimiento vital en cercanía, por la subsistencia de lo más ecuánime, apacible y prolongada de toda la VIDA.-
Cada momento histórico tuvo una ética. Ayer fue una; en el mañana puede ser otra, pero con los avatares de la humanidad en este mundo actual y sus consecuencias, hoy nos pide, y más bien re-clama a todos, una ética de la responsabilidad.-
HOMINIS CÎVÎLE AUCTÔRIS - RESPONSABLES CÍVICOS
La semana pasada ya estuve moviéndome entre los vericuetos de qué es lo público, qué lo privado, desde la intangibilidad del discurso y de los enunciados en el artículo CENSURA EN TIEMPOS DE FACEBOOK, allí traté de plasmar lo que sentí y viví en carne propia las confusiones hasta en las altas esferas de la función PÚBLICA, como lo privado se hace público, lo público se privatiza, no adrede o voluntad, creo, y me gustaría que sea seguir creyéndolo; sino (y sin ofender a nadie) involuntariamente, automáticamente, sin mucha reflexión. -
Esto me lleva junto a la lectura de una noticia desagradable ocurrida en mi ciudad y seguir reflexionando sobre el asunto anteriormente expuesto. El hecho sucedido fue que durante la semana santa, o fin de semana largo; se cometieron en distintos puntos de la ciudad varios acontecimientos de destrucción, daño y arrojo de basura en lugares indebidos, todos efectuados contra el patrimonio público. Lamentablemente no es la primera vez que esto sucede y todos nos preguntamos el ¿Por qué? ¿Por qué se daña o desdeña a tal punto de destruirlo a lo que en definitiva es de todos, de cada uno de los que integramos la comunidad, en este caso de Armstrong?
Me parece (y con esto no quiero por ello justificar el accionar de las personas que llevaron a cabo tan lamentables hechos y por supuesto que hay que denunciar a quienes lo cometieron) que hablamos de falta de educación, de no entendimiento, de que algunos se resisten o no asimilan lo público como propio y varias más interpretaciones-conclusiones contestando a la pregunta del ¿Por qué?; pero limitándose a encontrar el foco del problema y no profundizando sobre las posibles vías de solucionarlas. Creo, y me incluyo, que en general casi todos NO estamos modestamente CAPACITADOS – palabra clave del republicanismo – para Ser ciudadanos plenos; pero no solo por la falta de responsabilidad cívica por parte del estado (en todos sus niveles), sino más bien por irresponsabilidad cívica de los individuos de una sociedad ante los Otros, combatiendo más por los asuntos privados sin medir consecuencias públicas y dejando liberado o “abandonado” a los jóvenes-niños, no tanto por falta de tiempo o dinero que siempre vienen al caso, sino por no asumir la responsabilidad de Primer grado o Primer orden, y “entregando” a terceros (colegios, maestros, profesionales), por contrato manifiesto, el compromiso y la obligación de responder por los actos inmorales cometidos dentro de lo social.-
Por ello, debe reverse en la educación cívica: qué contenidos incluye, cómo se educa y quiénes lo hacen. Porque llevándonos de los actos maliciosos comentados anteriormente sobre lo público, y que fueron cometidos por personas que no fueron educados correctamente o no tienen el nivel educativo óptimo. De mi parte no solo me quedaría con estos últimos sucesos para comenzar a replantearme qué se puede hacer; sino traería a colación otros sucesos antiguos en donde con nombre y apellido se identificó a los causantes de distintos destrozos, agravios, insultos, robos, no solo al patrimonio público sino a autoridades públicas. Recuerdo al paso dos acontecimientos en instituciones escolares hace unos años atrás llevado a cabo no por individuos con bajo o nulo nivel de educación, sino con jóvenes en un nivel podría afirmase superior en lo educativo…pero ¿de qué tipo de educación aquí hablamos, cívica o profesional?
Unos puntos a tener en cuenta para llevar a cabo o hacer plausible la educación o la capacitación cívica en lo social son:-
-Esta capacitación no debe quedar reducida a la formación a través de manuales escolares de civismo o de dogmas impuestos en enseñanzas confesionales.-
-Asumir que no se trata solo de obtener o generar fieles cristianos y eficientes-expertos profesionales; sino más bien de lograr que los individuos de una sociedad ejerzan una vita activa y participar de esta forma de la esfera pública en pos de la obtención de una ciudadanía lo más plena posible. -
-Tener presente que las sociedades no son homogéneas, siempre hay presente en cualquier caso una heterogeneidad en su población en donde la urdimbre social, el tejido que la constituye, está en-tramada por diferentes colores de hilos.-
-Si no tenemos presente esta heterogeneidad social, o peor aún alguien quiere con enseñanzas, dogmas o leyes unificarla, uni-dimensionarla, entraremos en un peligro y una tiranía harta conocido/a más dentro de un sistema que se dice democrático.-
-La capacitación cívica preferentemente debe generarse en primer orden desde la familia, la cual sería lo ideal. Pero hay que tener en cuenta que no todos tienen la oportunidad, la capacitación o la disposición para llevarlas a cabo y transmitirlas a sus descendientes o a su grupo. Lo mismo debe tenerse en cuenta en un segundo estamento educativo que son los colegios, en donde se prevé que los educadores o uno determinado, esté capacitado no solo en las áreas que sean su ámbito de enseñanza, sino que contengan una complementación para ejercer la educación cívica pertinente.-
-Las instituciones antes detalladas junto a las otras instituciones publica que “aparezcan” ante el ciudadano y que puedan ofrecer, trasmitir o aportar contenidos para con esta capacitación cívica, deben tener a su disposición la información sobre los asuntos públicos además de mantener una horizontalidad de puntos de vista para así entrar en el debate y la discusión entre los futuros HOMINIS CÎVÎLE AUCTÔRIS (Responsables Cívicos), en donde el pueblo llano intercambia puntos de vista, discute problemáticas y busca entre todos soluciones enriqueciendo la deliberación democrática sobre diferentes temáticas que luego se expongan a los funcionarios públicos para luego éstos analizarlas y en lo posible llevar a ocuparse sobre ellas.-
Estos Responsables Cívicos en formación, para que no se mal interprete o desvirtúe su denominación no es una clase social (cerrada-delimitada-diferenciada), sino que está en apertura total para todos, por ello debe estar atenta a la intervención-interesada, en donde algunos buscan la imposición ideológica de un religión, partido, clase, sindicato o experto que contaminan la deliberación y llevan a la conformación de élites, para luego comenzar un proceso contrario a la apertura, comenzando a cerrar ámbitos-horizontales de discusión. Lo que hay que tener presente es que no se “ingresa” solo por Ser ciudadano (como denominación), sino por capacitación. Como refuta Salvador Giner: “Sin capacitación no hay postulado de ciudadanía”.-
Por supuesto, para llevar a cabo todo ésto, hay factores sociales que hoy hacen muy difícil a la con-formación de estos Responsables Cívicos para que su desempeño y pro-eyección en lo social se SIENTA en el bienestar ciudadano. Como decía antes, el factor tiempo, trabajo y la disposición-energética-pública (“fuerza” o voluntad que nos queda para llevar a cabo estas acciones PÚBLICAS) hoy día, con la aceleración-vital, la gran cantidad de horas de trabajo, y la contaminación sedante mediática, y una ola de radical liberalismo desinteresado y supra-privado, lleva a la poca o nula intervención del ciudadano a los asuntos públicos.-
Los hombres/mujeres de la comunidad se deben ir “haciendo” constantemente dentro de ésta. Por ello, podemos decir que no solo los individuos, sino la sociedad, siempre está abierta e inacabada. La sociedad en movimiento y apertura, debe estar atenta a las apetencias de quienes la conforman, a sus “llamados”, para luego identificar los flancos débiles o carentes, en pos del refuerzo que haga sostenible la comunidad. Entonces de lo que se trata es de hacerse cargo de RESPONSABILIZARSE, lo que llevará a la postre, a la constitución del HOMINIS CÎVÎLE AUCTÔRIS ya como Ser moral-social, conectados por un “sentimiento compartido” (Victoria Camps) por ese mundo próximo que es la propia comunidad.-
La ciudadanía debe esforzase en lo posible para no perderse, y quedar aprisionado y paranoico dentro de un solipsismo que no conduce a nada ni a nadie. Solo fuera, en lo público nos vamos a ir determinando y reconociendo quiénes VERDADERMANETE somos, y si no formamos parte integrante e interviniente-cooperante de ese ámbito público vamos perdiendo sentido del vivir. Porque hoy día la gran y la mayor pérdida en esa, la del Sentido, en esta sociedad hiper-privada parece por lo visto que en vez de encontrar nuestro sentido-vital lo estamos perdiendo cada vez más. Por ello debe medrar ese Sentir/sentimiento Común-itario mediante la apertura al diálogo constante, racional, laico, coherente, crítico (constructivo) y sin intervencionismos contaminantes. Para que así se refuerce y mantenga un máximo-posible de equilibrio en cada una de las Politeia democráticas en que los individuos que la conforman, adquieran ese postulado de ciudadanía que les recordará constantemente la responsabilidad de pertenencia ante lo público, ante los conciudadanos. No solo en la persistente búsqueda de responsables de quienes atacan y destruyen el patrimonio público; creo de lo que se trata, es más bien responsabilizarse para que esto no suceda.