JUICIO, TOLERANCIA Y CIUDADANIA

Cuando niño recuerdo vagamente durante unos años que en el club donde practicaba el básquet, el colegio y en la calle, fui uno más de los tantos burlados-cargados por un “defecto” físico. Como es habitual a esa edad uno en esos momentos, no se siente muy bien, éste en un grado de incomodes que puede variar según la persona y el caso, pero la vergüenza, más de un niño, ante lo que ES, frente a la sociedad que lo juzga, y que es algo, que en algunos repercute muchísimo en la personalidad y en la autoestima de la persona. Con esto no quiero hacer un ejercicio de catarsis usando a ustedes los lectores como espectadores pasivos de mis vivencias. Solo quiero comenzar a adentrarme en el tema a través de vivencia personal (que en mi caso es nada comparada a muchas otras a relatar) para así ir avanzando por lo que quiero llegar a decir.-

Bien es sabido y de público conocimiento, ya como un hábito, escuchar y ver no solo a los niños, que es muy común en ellos; sino lo que pasa con algunos adultos en esa costumbre de cargar-burlarse del otro, en donde este contenido ofensivo, no es como la del niño, aquí la carga emocional aumenta y pasa a extremos preocupantes en lo difamatorio-discriminatorio. Como decía por lo que uno ve o escucha no solo en la calle, sino en la radio, la tv y a través de otros medios, los conductores, o el contenido, realizado por mayores, no por niños REMARCO; la carga de estos contenidos ofensivos rompen y tiran al suelo, pisoteándola; la sensibilidad, los valores y el autoestima de cualquiera.

Se pasa desde los calificativos: petiso, narigón, chueco, gordo; hasta los de negro, bolita, trolo, gorreado, vago, judío, etc, etc todo con el agregado (de mierd…, put…..,hijo de pu…., etc, etc)

No puedo ni quiero hacer un listado de todas las barbaridades que se dicen, pero llegan a extremos de xenofobia e in-humanidad que asustan.-

Pareciera que existiera para algunos una supremacía del más apto, en donde los individuos son escalonados en la sociedad según las condiciones de juicio, que estos personajes determinan en base a lo estético, lo social, la condición económica, la postura ideológica, la religión, etc. Con este “ejercicio” diario estos Varanos, de la familia de los Varanidae, que como característica particular y de defensa poseen una toxina en sus lenguas para delimitar el territorio de su supuesta-perfección particular, contra lo imperfecto de la exterioridad circundante.-

La paradoja que encontramos en este “espécimen”, conformada por una supuesta, camada selecta, o mejor dicho “lenguas filosas”, no son para nada seres magnánimos poseedores de todas las virtudes en lo estético y lo moral, al contrario están tan enceguecidos con esa “emisión toxica” y miran tanto fuera, que no ven lo que pasa dentro de su madriguera.-

La pregunta que surge es: ¿Por qué estos individuos actúan de esa forma para con los demás?

Lo que resultó de la cohesión de mi pesar, mi experiencia-intelecto (aportadas por Kant) arrojada hacia lo visto-vivido, dio como resultado desde MI postura, una posible respuesta abierta al debate. Creo que a estos personajes lo que realmente les produce ese rechazo hacia una franja de personas, no es para nada que estos crean Ser superiores, magnánimos o que están en otro Nivel de quienes los rodean. Lo que pueden llegar a tener, o más bien, padecer, es….MIEDO, y en muchos momentos terror; que los lleva a actuar como lo hacen, sin el mínimo grado de sensibilidad, de auto-reflexión, en una toma de conciencia-social, en donde los velos-egos se desatan y todos comencemos a ver el mundo desde diferentes miradas pero con un sentir-en-comunidad=sentido común.-

Ese temor es tan fuerte en éstos, que se hace sentimiento y con ello exterioridad agresiva y difamante, se cristaliza en éstos bajo una creencia de que el mundo se les está tornando ajeno; y no pudiendo comprender los cambios sociales-culturales (inevitables más hoy día) pre-sienten que todo lo que creían fijo en estas materias, se están derrumbando ante sus pies. No conciben la diversidad de culturas, religiones, razas, costumbres, y desvirtúan esas diferencias, como un defecto que debe ser PUBLICITADO a los cuatro vientos para desterrarla del entorno de SU mundo y de SU grupo; quiere que su juicio sea “EL” juicio de todos. Porque aunque el juzgar esté condicionado por todos los egoísmos, de lo particular-subjetivo y cada uno tenga un gusto diferente a otro “en gustos no hay nada escrito”; siempre encontraremos inevitablemente una carga de búsqueda de universalidad-gustativa. Esto es que cuando yo digo por ejemplo: –me gusta una cosa, una persona, una obra, etc; al comunicarla, al ex -ponerla (en) el mundo, quiero que mi juicio sea compartido por otros, que a esos otros, les guste lo mismo que a mi, sino fuera así no lo publicaría, se plasma en la realidad en la burla-cargada que cuando alguien la ejecuta la mayor de las veces, sino todas; no las realiza a solas con el agredido, sino que busca que su “veneno” se aprecie por los sentidos de muchos-otros; paradójicamente están buscando un mundo-común; pero erran en que ese mundo solo pertenecerá a una casta determinada, y así, no se construye ninguna sociedad.-

En cambio, si logramos desarrollar un Pensar Extensivo (Kant) haciendo un ejercicio de auto-reflexión, de auto-critica, intentando con fuerza eyectar-nos al mundo para comparar mis juicios con otros juicios, tratando en cada caso en “ponerme en los zapatos” de quien recibe mi, o el insulto para poder sentir a ese otro como a mí mismo; y que la vergüenza, la incomodes o el desprecio que sufren aquellos que se injuria y que los lleva en muchos casos a auto-marginarse y desplazarse no ocurra ni vuelva a ocurrir, para que así cada uno comience a estimarse, a auto-respetar para con ello volcarlos hacia los demás. Este es un imperativo ético que debe primar en pos de lograr una comunidad que pueda crecer con un espíritu de ciudadanía equilibrado, armonioso, ecuánime para todos los que la integran.-

Para finalizar repitiendo y poniendo en claro los límites y alcances del Ser-social, debemos todos estar obligados a considerar que la máxima de mi/nuestro accionar para con el mundo-social debe ser, aprender responsablemente a diferenciar la vida-particular, o sea la subjetividad “jugando en mi casa”, con lo público en donde la subjetividad “juega en el parque”. El vivir dentro de una comunidad exige obligaciones y responsabilidades por parte de cada uno de sus integrantes, que se vinculan entre sí motivados por la búsqueda de interés particulares en su gran mayoría, pero que nunca pueden “escapar” en cada pro-eyecto que realizan de volver a la rueda, al ámbito de lo público, y cuando pretendo juzgar en nombre de la comunidad, saber que esa comunidad está compuesta por una diversidad de ciudadanos dentro de una democracia y como iguales tiene el mismo valor y peso de juicio que cualquier otro, busquemos entonces sí, reconocer, respetar y tolerar esos otros juicios, pero cuidado en no caer en lo que está padeciendo la sociedad hoy, que lleva a imponer un dogma e ideología (lógica de UNA idea) con una carga sentimental del juicio de una persona, de unos pocos o de un grupo en contra o en per-juicio de otros materializándose como: racismo, homofobia, xenofobia, sexismo e intolerancia religiosa.

Llegamos de esta forma a determinar que el JUICIO del gusto, se re-siente en la conducta moral de una sociedad articulándose como el elemento político-moral que hace al florecimiento o al ocaso de las virtudes cívicas del ciudadano.

Lograr que puedan seguir floreciendo es nuestra responsabilidad por el bienestar de todos.

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